La residencia de COCEMFE cumple tres meses desde que empezara la crisis sanitaria motivada por el COVID-19 en la que se han tenido que afrontar situaciones sin precedentes y redoblar los esfuerzos para prestar atención a sus residentes. Sus trabajadoras y trabajadores se han volcado en proporcionar todo el apoyo y medios disponibles en cada momento para garantizar su salud y seguridad, y mantener a raya el virus, consiguiendo que no hubiera consecuencias fatales.
A pesar de que la población en general avanza en el desconfinamiento, no ocurre lo mismo en los centros sociosanitarios, como la residencia de COCEMFE. Las personas que residen en este tipo de centros se están viendo obligadas a permanecer confinadas hasta que su provincia no alcance la fase 3, una decisión de la Administración que a juicio del presidente de COCEMFE, Anxo Queiruga, “está generando un desgaste muy grande para las personas que viven en el centro y las personas que trabajan en él”, explica Queiruga, apuntando que “todas las personas, residan en su vivienda o en un centro sociosanitario, deberían tener igualdad de oportunidades”.
Actualmente el centro continúa adaptando su trabajo a lo desconocido, muchas veces sin pautas proporcionadas por las administraciones. En este sentido, para Queiruga “es urgente que todos los estamentos colaboren para lograr que estos centros se adapten a esta nueva realidad, así como una coordinación efectiva entre la Administración y los centros de salud para que en casos de rebrote no se vuelvan a cometer los mismos errores”.
Por su parte, el equipo multidisciplinar de la Fundación COCEMFE durante estos tres meses ha seguido prestando servicios esenciales como fisioterapia, enfermería, psicología, logopedia, trabajo social y terapia ocupacional y, a este respecto, el director de la residencia, Jorge Donaire, celebra que “gracias a las medidas de prevención adoptadas y el enorme compromiso de nuestra plantilla hemos podido seguir proporcionando una atención personalizada a las personas con discapacidad que viven en el centro utilizando nuevas fórmulas de intervención y también a aquellas que están pasando la pandemia en su domicilio familiar, mediante videollamadas, chats, teléfono o correos electrónicos”.
Los servicios de fisioterapia han sido fundamentales para paliar la pérdida de movilidad provocada por el confinamiento a las personas usuarias de la residencia. Oscar Carbajo, fisioterapeuta de la residencia, narra que “en un primer momento, se cerró la sala de rehabilitación fisioterapéutica para evitar una zona de posible foco de contagio y tras esta decisión se comenzó la adaptación de los tratamientos que recibían nuestros pacientes, así como el horario del servicio para poder desempeñar dichas funciones en las habitaciones respetando las medidas sanitarias de prevención oportunas”.
En detalle, los tratamientos que recibieron consistieron en terapia manual, aplicada con fines analgésicos y movilizaciones activo-asistidas. Además, conforme avanzaron los días, se procedió a abrir de nuevo la sala de fisioterapia, manteniendo controles estrictos de distanciamiento social, medidas de protección y aforo limitado.
“Gracias a COCEMFE no me he sentido solo en ningún momento”, afirma José Luis Perales, una de las personas usuarias del centro, poniendo en valor el trabajo social realizado hasta el momento y que tenía como principal objetivo que las personas usuarias se sintieran siempre acompañadas y encontraran respuesta todas sus necesidades, incluyendo gestiones como la realización de compras de productos personales.
En consonancia, ha sido fundamental la atención psicológica durante el confinamiento, de manera que se ha trabajado para facilitar el desahogo emocional, establecer pautas psicológicas para afrontar el estrés ante y para mitigar el miedo al contagio y superar la incertidumbre de la situación ante esta amenaza invisible. A esto se le suma la terapia ocupacional, que se ha centrado más en el apoyo emocional e intervenciones a nivel individual, facilitando material para realizar gimnasia adaptada en sus habitaciones y que de esta manera siguieran ejercitando la movilidad y la motricidad gruesa y fina, con el objetivo de evitar la rigidez en las articulaciones al estar tanto tiempo sin recibir tratamiento.
Cristina Iglesias, otra usuaria de la residencia de COCEMFE, celebra que “gracias a las trabajadoras he podido continuar con mi vida en esta etapa de COVID-19” y una tarea fundamental para ello ha sido la labor de enfermería que de forma inmediata implantó medias organizativas y de coordinación, orientadas a reducir el riesgo de contagio como, por ejemplo, impartir charlas informativas y colocar carteles sobre las medidas preventivas de higiene en las entradas, pasillos y zonas comunes.
Toda esta situación está provocando una transformación y adaptación de las terapias, algo que en el caso de la logopedia se torna muy complicado por las medidas de prevención. A pesar de la utilización de EPIs, de mantener la distancia de seguridad de dos metros, Lorraine Marie, logopeda del centro, se ha centrado en realizar sesiones individuales, destacando que “durante esta crisis hemos podido continuar el seguimiento logopédico semanal; aumentar la intervención en tiempo, calidad y/continuidad; seguir en contacto con aquellas personas que fueron a casa; favorecer la confianza con mis compañeras y residentes, y, finalmente, potenciar el trabajo en equipo, el cual nos representa como entidad sociosanitaria”.
Han sido tres meses de un meticuloso trabajo, que ha requerido de una gran coordinación y de la complicidad entre las 40 personas que trabajan en el centro, incluyendo cuidadoras, personal de limpieza, cocina, mantenimiento y administración, todas imprescindibles para que a pesar de las dificultades el centro haya funcionado con la mayor normalidad posible y las personas que viven en él hayan recibido una atención adecuada.
La residencia, gestionada por Fundación COCEMFE, cuenta con la certificación internacional ISO 9001 y sus plazas se encuentran concertadas con la Consejería de Políticas Sociales, Familias, Igualdad y Natalidad. De igual modo, el centro recibe subvenciones del IRPF 0,7% de la Comunidad de Madrid y del Plan de Prioridades de Fundación ONCE.