Cirujanos pediátricos y obstetras que forman parte del Programa de Cirugía Fetal del Hospital Universitario Vall d’Hebron, y con la colaboración de la Unidad de Espina Bífida, hace tres años que operan con éxito a los fetos diagnosticados de mielomeningocele o espina bífida, un desorden congénito que afecta al sistema nervioso central y que produce parálisis de las extremidades inferiores, con dificultad o incapacidad para andar así como incontinencia de esfínteres, por la lesión progresiva del tejido neural expuesto al líquido amniótico durante la gestación.
El tratamiento estándar para estas intervenciones, de una elevada complejidad, es la cirugía fetal abierta. Es necesario abrir el útero de la madre a la mitad de la gestación como si se tratase de una cesárea, exponer la espalda del feto para operar y corregir quirúrgicamente el defecto. Después, hay que volver a cerrar el útero.
Desde hace un año, un equipo multidisciplinario del Hospital con especialistas en cirugía fetal, obstetricia, neurocirugía, ortopedia, anestesia, radiología, neonatología, rehabilitación, urología, enfermería, etc., realiza estas intervenciones por vía fetoscópica; una técnica mínimamente invasiva (cirugía no abierta) que consiste en entrar en el útero de la madre por dos pequeños orificios (sin necesidad de abrirlo) para llegar a la zona lumbar del feto y operar la malformación. Una vez liberada la médula en el defecto del feto, se protege con unos parches biocompatibles que sustituyen las capas que faltan. Después se cierra la zona del defecto con un bioadhesivo sellador que protege la médula espinal del contacto con el líquido amniótico. A medida que el feto va creciendo, la piel acaba sustituyendo el adhesivo y cubriendo el parche. Cuando el niño nace, el defecto, que ha sido protegido, puede estar cerrado y recubierto de piel. Esta técnica innovadora para sellar el defecto del feto fue ideada y desarrollada por el Grupo de Bioingeniería, Ortopedia y Cirugía Pediátrica del Vall d’Hebron Instituto de Investigación, tras años de experimentación de cirugía en modelos animales.
La combinación de estas dos técnicas pioneras (operar por fetoscopia al feto y proteger su médula espinal colocándole un parche especial que permitirá cerrar el defecto aprovechando las ventajas de la cicatrización fetal) ha dado buenos resultados en los 9 casos en que se ha realizado hasta ahora, ya que 6 de ellos han nacido a término (reducción de la prematuridad), se han reducido las complicaciones en la madre así como las secuelas en el feto. Con esta intervención prenatal se evita el deterioro ulterior de los nervios y su función, para conseguir la mejora de la marcha y, también, parece mejorar la malformación de Chiari II, la hidrocefalia y, por tanto, el riesgo de deterioro mental.
El próximo paso será validar estos resultados en otros pacientes y contrastarlos a través de un estudio prospectivo comparativo con los resultados conseguidos con la cirugía fetal abierta, juntamente con el Children’s Hospital de Cincinnati, para estandarizar la técnica.