Un total de 127 mujeres con discapacidad han accedido al mercado laboral en 2017 gracias al programa de Empoderamiento y Activación para el Empleo de COCEMFE y Obra Social ”La Caixa” a través del programa Incorpora. En su primer año de vida, la iniciativa se llevó a cabo en ocho provincias de España, en las que en conjunto participaron 404 mujeres. De ellas, 360 realizaron un itinerario sociolaboral, 203 participaron en sesiones grupales de empoderamiento y 252 en sesiones grupales de habilidades prelaborales y alfabetización tecnológica.
Isabel Jiménez, técnica del programa Incorpora y del Área de Igualdad de COCEMFE, explica que el programa “sirve como motor para la activación para el empleo en aquellas mujeres con discapacidad en desempleo de larga duración o en situación de mayor vulnerabilidad” y que tiene una solución acorde a las necesidades de cada participante. Esto es así porque “un itinerario sociolaboral personalizado nos permite hacer un seguimiento individualizado para alcanzar la meta final: encontrar empleo”, aclara la técnica.
Además, se han llevado a cabo 22 acciones de formación y/o sensibilización en materia de género y discapacidad en las que el trabajo ha surgido como eje fundamental para el empoderamiento y autonomía social de las mujeres con discapacidad. “Desde el programa de Empoderamiento y Activación para el Empleo trabajamos tanto con mujeres con discapacidad que aún no están preparadas para iniciar su búsqueda de empleo por falta de empleabilidad, como con aquellas que sí lo están pero necesitan trabajar otras áreas prelaborales para mejorar su autoconfianza y proactividad, entre otros aspectos”, apunta Isabel Jiménez, que trabajó en el mismo desde el diseño previo, pasando por su evolución y ejecución.
Actualmente, esta misma iniciativa está otra vez en marcha en otras ocho provincias españolas, que son Alicante, Cádiz, Huesca, Teruel, Barcelona, Madrid, Orense y Navarra, en las que se espera como mínimo repetir las cifras del año pasado.
El trabajo de Isabel se divide entre la intervención directa con las participantes en el programa de Empoderamiento y Activación para el Empleo, que se completa con reuniones individuales o grupales, y gestiones administrativas de registro de información, preparación de intervenciones y gestiones para el seguimiento de las participantes y de las entidades que también respaldan a las mujeres con discapacidad.
“Lo que más me gusta de mi trabajo es el contacto directo con las usuarias”, confiesa, para luego añadir: “Es muy gratificante observar los cambios que las participantes van manifestando progresivamente cuando observas avances en su autonomía social y en sus actitudes frente al empleo”. No obstante, también tiene su parte dura: “Detectamos que cuando llegan al programa, casi el 27 % de las mujeres viven un contexto en el que la unidad familiar no percibe ningún ingreso”, explica la técnica.
En lo que a las usuarias se refiere, las valoraciones son en positivo hacia el programa. Isabel Pérez, participante en 2017, así lo afirma: “Mi paso por el Programa ha contribuido a que me enfrente al rol que nos asignan a las mujeres con discapacidad de ser cuidadoras y personas con una supuesta menor necesidad de independencia económica y emocional que los hombres, además de ser más sobreprotegidas por el entorno y la familia. Me siento apoyada y, sobre todo, más segura de mí misma”, concluye.