Actualmente, del 20 al 40% de los hígados de donantes no pueden ser trasplantados porque la deprivación de oxígeno durante el almacenamiento y transporte en contenedores convencionales empeora cualquier daño pre-existente en el tejido, hasta el punto de hacer desaconsejable el trasplante.
La práctica habitual es la preservación estática en frío, por la que la reducción de la temperatura conduce a una disminución del consumo de oxígeno, previniendo así la muerte celular. En contraste, el nuevo sistema, denominado máquina de perfusión (MP), bombea un líquido a baja temperatura y rico en oxígeno, creando un entorno en el que la función normal del órgano puede continuar.
Esta nueva técnica ha sido desarrollada en la Facultad de Medicina de la Universidad de Pittsburgh y sus detalles publicados en la revista American Journal of Transplantation. Los investigadores planean iniciar este mismo año un ensayo clínico con este dispositivo que hasta el momento ha sido probado con animales.
La MP está basada en un dispositivo previamente desarrollado por la empresa holandesa Organ Assist, en el cual se ha implementado un fluido que contiene un derivado de la hemoglobina y que suministra elevadas concentraciones de oxígeno al tejido cuando es bombeado a través de los principales vasos del órgano.
En la comparación de trasplantes efectuados con la modalidad de conservación tradicional y la nueva, esta última se asoció a supervivencia en el 100% de los casos, frente al 33% con la primera. Además, los hígados conservados con MP produjeron más bilis, presentaron mayor grado de oxigenación y menores niveles de biomarcadores asociados a inflamación. A diferencia de los animales trasplantados con el método tradicional, los trasplantados con MP deambularon espontáneamente y presentaron mucho mejor aspecto al despertar de la anestesia.