El presidente de COCEMFE, Anxo Queiruga, en un artículo de opinión publicado en Redacción Médica, defiende la necesidad de vacunar a las personas con discapacidad física y orgánica con un riesgo elevado de contagio. Artículo completo:
La Estrategia de Vacunación COVID-19 recogía en su primera versión la obligación de España de proteger a las personas más vulnerables, entre ellas las personas con discapacidad. Este principio, también recogido en los mandatos internacionales y nuestra propia legislación, parecía poner fin a las decisiones políticas inaceptables que desde el inicio de la pandemia se olvidaban sistemáticamente de las personas con discapacidad, restando incluso valor a nuestras vidas.
Cuatro actualizaciones después de esta estrategia, las personas con discapacidad física y orgánica que no están institucionalizadas ni tienen una valoración de dependencia, siguen esperando que se defina si la patología que genera su discapacidad le hace estar en el grupo de personas priorizadas y saber cuándo serán inmunizadas.
Desde la Confederación Española de Personas con Discapacidad Física y Orgánica (COCEMFE) seguimos reclamando al Ministerio de Sanidad, como hemos hecho incluso antes de que se publicase la estrategia, que se priorice a las personas de nuestro grupo social con un riesgo elevado de contagio o de desarrollar una COVID grave. Entendemos que la edad es un factor clave a la hora de definir la inmunización, pero es imprescindible combinarlo con otras situaciones y comorbilidades que aumentan el riesgo, como es tener discapacidad.
Somos un colectivo de más riesgo por las propias patologías que causan discapacidad, las inmunodepresiones, los trasplantes, los tratamientos que recibimos con inmunomoduladores y otros fármacos. Las sociedades científicas y el propio Ministerio conocen quienes tenemos un mayor riesgo de desarrollar enfermedades y, en caso de desarrollarlas, que éstas sean graves. Y no solo nuestro riesgo lo marcan las patologías o tratamientos, sino también el entorno donde vivimos, porque requerimos mayores apoyos de terceras personas y tenemos más interacciones con quienes nos atienden y una elevada frecuencia de visita a hospitales y centros sociosanitarios.
Debido a los efectos claramente adversos y potencialmente peligrosos que supone en nuestro grupo social una infección por SARS-CoV-2, insistimos en la urgencia de proteger a las personas que pueden presentar un mayor riesgo de contagio, desarrollar una COVID-19 grave, ver empeorada su condición o elevar su riesgo de mortalidad. Entre ellas se encuentran las personas con inmunosupresión, enfermedades neurológicas, ELA, enfermedad renal, enfermedades metabólicas, fibrosis quística, enfermedades respiratorias, cardiopatías, personas con esclerosis múltiple, con enfermedades reumatológicas, artritis, enfermedad de Crohn, colitis ulcerosa y coagulopatías.
Se trata de grupos en los que ha habido muchísimos infectados y una tasa de fallecimientos elevadísima. No podemos seguir esperando, tenemos que saber de una vez por todas quiénes van a estar en esas condiciones de riesgo y priorizadas en la vacunación. Y para agilizar todo el proceso en nuestro colectivo, desde COCEMFE apostamos por una inmunización en paralelo, es decir, que no tengan que terminar los seis primeros grupos para proteger a personas tan vulnerables como las que están sufriendo los efectos más graves de esta pandemia. Nos consta que, actualmente, la Comisión de Salud Pública está trabajando con bastante consenso en priorizar a personas de estos grupos y esperamos que se actualice la estrategia lo antes posible recogiendo todas las propuestas que desde COCEMFE y nuestro Movimiento Asociativo estamos trasladando a todas las administraciones.
Además, para evitar infecciones cruzadas en el caso de enfermedades crónicas graves, debemos considerar la opción de vacunar en aquellos lugares en los que haya las Unidades de Referencia de Patología o, en su caso, los servicios de referencia.
De igual modo, se debe priorizar a las personas con gran dependencia o con incapacidades absolutas, que necesiten ayuda de terceras personas y no tienen valorado o reconocido el grado de dependencia III y a los profesionales que les atienden.
Actualmente, tanto las personas que proporcionan cuidados no profesionales a personas con discapacidad como los progenitores de menores con discapacidad no se encuentran entre los grupos priorizados en la Estrategia de vacunación. A la elevada dificultad que representa la distancia física en el ámbito del hogar, se agrega el hecho de que muchas personas cuidadoras familiares presentan edades avanzadas e integran, por tanto, un grupo de riesgo.
Resulta fundamental que la estrategia preste especial atención al caso de las personas cuidadoras profesionales y asistentes personales, dado que su posible contagio y las medidas preventivas de aislamiento impactan directamente en el cuidado de las personas que requieren este servicio, existiendo dificultad de cubrir esas bajas.
El Estado tiene la obligación de asegurar la protección de los colectivos más vulnerables, especialmente en estos momentos de crisis sanitaria. y con especial atención a las personas con discapacidad. Desde COCEMFE reiteramos al Gobierno que cuente con las organizaciones de personas con discapacidad física y orgánica para dar respuesta a las necesidades reales y urgentes de nuestro grupo social.
Pasemos de la relación epistolar a la interlocución fluida y protejamos a las personas más vulnerables.
Anxo Queiruga, presidente de COCEMFE
Esta actividad de comunicación e incidencia social está financiada a través la subvención nominativa del Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 a favor de COCEMFE, y forma parte de la colaboración entre COCEMFE y Redacción Médica.