En el marco del Día Internacional de la Mujer, celebrado el 8 de marzo, se han celebrado en Perú distintos actos organizados por grupos feministas y sociales. Un grupo de mujeres con discapacidad ha participado en estos actos para reivindicar a las autoridades, empresas y sociedad peruanas una mayor visibilidad y el reconocimiento de sus derechos, de manera que se ponga fin a la desigualdad y la discriminación de las que son objeto.
La participación de estas mujeres en los actos llevados a cabo en las ciudades de Lima y Puno se enmarca dentro del proyecto ‘Hacia una sociedad pacífica e inclusiva: defendiendo los derechos de las mujeres con discapacidad en Perú’ de COCEMFE y la Fraternidad Fraternidad Cristiana de Personas Enfermas y con Discapacidad (FRATER).
A través de este programa, este grupo social reclama el fin de los estereotipos asociados a la discapacidad, así como el reconocimiento de sus capacidades, su inclusión en las políticas de género y el cumplimiento de la cuota laboral. En este sentido, denuncian la continua discriminación y violencia que tienen que soportar cuando intentan acceder a una oportunidad laboral y la falta de un transporte accesible que les permita mantener un trabajo. En Perú, solo dos de cada 10 mujeres con discapacidad tienen un trabajo formal y gastan la mayoría de su sueldo, que apenas sobrepasa el salario mínimo vital del país, en taxis para poder trasladarse.
“Yo he logrado a base de mucho esfuerzo acabar los estudios escolares, universitarios y de postgrado, sin embargo, al buscar trabajo todas las puertas se cerraron por mi discapacidad, ya que tengo dificultades al hablar y movimientos involuntarios”, afirmó María Laura Muñoz, integrante de Fenamudip.
Además de la violencia física o psicológica, el grupo de mujeres con discapacidad considera que también ejercen violencia sobre ellas cuando ignoran sus capacidades, no se cumple con la cuota laboral o no son incluidas en las políticas de género.
“Somos invisibles para los gobiernos y la sociedad. Nos mantienen en una situación de discriminación, sufrimos las mismas desigualdades que las otras mujeres, pero con peores efectos. Además de desventajas sociales, económicas, educativas y profesionales, las mujeres con discapacidad también sufrimos más violencia de género”, ha señalado Silvia Tullume, portavoz de FRATER.
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