La violencia de género es más intensa en las mujeres con discapacidad

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La violencia de género ejercida contra las mujeres con discapacidad es más intensa, genera una mayor vulnerabilidad en la víctima e incluso puede agravar o producir la propia discapacidad. Estas son algunas de las conclusiones del primer estudio realizado en Navarra sobre la violencia de género en este colectivo, impulsado por el Ayuntamiento de Pamplona y COCEMFE Navarra, que engloba a 13 entidades y alrededor de 5.000 socios.
“Diagnóstico sobre la violencia ejercida contra las mujeres con discapacidad de Pamplona”, que se puede descargar en www.cocemfenavarra.es, ha sido presentado en rueda de prensa por la concejala de igualdad del Ayuntamiento de Pamplona, Laura Berro, por la técnica de Cocemfe Navarra María Baile y por Rut Iturbide, experta en género y miembro del equipo investigador junto a Ana Beaumont, Ana Esther Bello, Paola Damonti.
Este diagnóstico nace de la necesidad de “sacar a la luz una situación más cotidiana de lo que cabe esperar, pero muy poco analizada no sólo a nivel autonómico, sino estatal e internacional”, explica María Baile, técnica de Cocemfe Navarra, quien recuerda que el estudio surgió tras realizar un taller con mujeres que “encendió todas las alarmas”. “El pasado año, Cocemfe Navarra puso en marcha el `Programa psicosocial para mujeres con discapacidad. violencia tolerancia 0’, en el que participaron 80 mujeres. En los talleres afloró una situación que no se esperaba: el 45% de las participantes había sufrido violencia de género en el pasado y un 10% del total la estaba sufriendo actualmente. Además, muchas de ellas coincidían en que los recursos que se les ha facilitado no habían cubierto sus demandas”
A partir de esta situación, Cocemfe Navarra abrió una línea de investigación para conocer en profundidad la relación entre violencia y discapacidad, como un primer paso para establecer estrategias y herramientas para darle respuesta. El Ayuntamiento de Pamplona, a través de la convocatoria de 2015 para proyectos dirigidos a promover la igualdad entre mujeres y hombres 2015 apoyó el proyecto con 4.841 euros.
El estudio, explica Rut Iturbide, “se apoya en los testimonios de mujeres con discapacidad de la bolsa de empleo de Cocemfe Navarra y ofrece un análisis complejo sobre la violencia de género, las dinámicas y pautas de comportamiento comunes y también experiencias personales que pueden servir de ayuda a quienes trabajan con este colectivo a la hora de detectar y abordar posibles casos”. El diagnóstico también detecta “los apoyos que han sido efectivos para superar la violencia contra las mujeres entrevistadas así como situaciones que han hecho más vulnerables a las supervivientes”
De esta forma, aboga por “generar espacios, solicitados por las mujeres, de escucha y empoderamiento, así como la formación en las personas profesionales como pasos esenciales para intervenciones posteriores” “En este sentido, los talleres de Cocemfe son una buen práctica porque ofrecen a las mujeres herramientas para detectar la violencia, trabajar sobre ella y reforzar la toma de decisiones”, añade
La discapacidad, causa y consecuencia del maltrato
El estudio apunta que la discapacidad desencadena en muchos casos la violencia de género o recrudece la ya existente y, en otros casos, la propia violencia genera la discapacidad o la agrava con secuelas tanto físicas como psicológicas.
Una violencia que, añade el diagnóstico, no sólo puede tener lugar en la pareja sino también en la familia de origen y el ámbito institucional, en este último caso “bajo una dinámica de re-victimización de las mujeres supervivientes que genera nuevas violencias”. En este sentido, “la familia puede ser un elemento protector ante la violencia de género, si bien la sobreprotección, la sobrecarga o una relación basada en el abuso agravan la vulnerabilidad y el riesgo a sufrir situaciones de violencia de género”.
Por otra parte, la violencia de género ejercida contra mujeres con discapacidad tiene características y causas estructurales y sociales comunes a la ejercida sobre el resto de mujeres como la división sexual del trabajo o la precariedad laboral, “que se intensifica en este colectivo, siendo el empleo un elemento esencial de integración en esta sociedad de consumo al proporcionar independencia económica y un aumento de las redes sociales”
Sin embargo, en el caso de las mujeres con discapacidad, también tiene pautas específicas que agravan la propia violencia y la vulnerabilidad de las mujeres “Es el caso de la utilización de la discapacidad como herramienta para humillar a la mujer o la merma de la credibilidad de aquellas que, por ejemplo, diagnosticadas de alguna patología en salud mental cuentan lo que les sucede y no se les cree o se minimiza justificándose por la propia patología”. Por otro lado, explica el estudio, “la reducción de recursos en el mercado matrimonial, es decir, la limitación de las posibilidades en la elección de pareja que expresan algunas de las entrevistadas, incrementa el riesgo de padecer violencia”.
“Por todo ello, se hace necesaria una intervención estructural, prioritariamente preventiva e integral que también atienda a los procesos y dinámicas vividas por este colectivo, además de seguir investigando para liderar procesos de intervención social pioneros. Esta es una responsabilidad que implica a toda nuestra sociedad”, concluye.
 

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